7 esculturas al aire libre en Donostia

Volver

Donostia no solo llama la atención por su gastronomía o preciosas vistas al mar, en esta ciudad el arte es también un atractivo turístico. Hoy os traemos una ruta por la capital gipuzkoana que abarca los seis kilómetros de paseo y muestra las diferentes esculturas al aire libre que se encuentran de punta a punta de la ciudad. El nombre de esta conocida ruta es Costa Contemporánea y además de conocer siete esculturas clave en la historia, podrás disfrutar de ellas junto a unas vistas inmejorables.

Paloma de la Paz de Néstor Basterretxea

Guardando una de las esquinas más importantes de la ciudad arquitectónicamente hablando, la Paloma de la Paz es un símbolo clásico de la ciudad. Basterretxea la diseñó especialmente para soportar los embates del viento y las olas con un armazón de hierro forrado de poliéster blanco. Fue colocada en el Paseo de la Zurriola en el año 1988, pero en el 93 tuvo que ser trasladada al barrio de Amara al construir el Kursaal. No fue hasta el año 2015 cuando fue devuelta de nuevo a su punto inicial cumpliendo con los deseos de su escultor.

Paloma de la Paz de Néstor Basterretxea

La construcción vacía de Oteiza

Siguiendo el camino por el Paseo Nuevo, nos encontramos con la grandísima escultura de Oteiza: La construcción vacía. La escultura, se abre como un marco giratorio hacia los tres lados de la ciudad: la tierra, el mar, y el aire, desde su propia ubicación elegida por el artista. Esta obra pertenece al año 1957 y se colocó en el Paseo Nuevo en el año 2002 acompañando estratégicamente al Peine del Viento y la Paloma de la Paz.

La construcción vacía de Oteiza

La Estela de Ibarrola

En 1988 el Gobierno Vasco encargó una serie de esculturas para ser colocadas en los puertos pesqueros de Gipuzkoa y Bizkaia. Agustín Ibarrola decidió diseñar una estela y fue Manuel Jiménez Alamillo el que se encargó de realizar sus 12 copias en hormigón armado para ser colocadas en un puerto distinto entre los que se encuentra el puerto de Donostia. Todas son iguales y muestran un gran ojo sobre un petril para poder mirar al horizonte.

La Estela de Ibarrola

Monumento a Fleming de Chillida

Casi al terminar el Paseo de la Kontxa, nos encontramos el último mirador con el espléndido Monumento a Fleming de Eduardo Chillida como guardián de las vistas. Chillida, quiso hacer un homenaje al inventor de la penicilina y aunque en unos inicios fuera una escultura de hierro, su primera versión fue confeccionada en hierro forjado.

Homenaje a Fleming de Chillida

El abrazo de Chillida

Un paso más allá y nos vamos directos al punto en el que conectan la Playa de Ondarreta y la playa de la Kontxa, el conocido Pico del Oro del Palacio de Miramar. Allí nos abraza Eduardo Chillida con una de sus esculturas más icónicas de su carrera. Cuenta la leyenda que esa escultura representa el abrazo entre Chillida y su colega Oteiza, que tras una época muy competitiva se fundieron en un abrazo para hacer las paces. Hoy, ese acto, se ha convertido en símbolo de la historia donostiarra.

El Abrazo de Chillida Donostia San Sebastián

Pío Baroja de Basterretxea

Saliendo de los jardines del Palacio de Miramar, nos encontramos el monumento a Pío Baroja de Basterretxea. En la segunda Bienal Internacional de Escultura en San Sebastián(1971) se conmemoró el centenario del nacimiento de Pío Baroja. Esta obra fue la ganadora del primer premio y el Ayuntamiento de San Sebastián la adquirió para situarla en la ciudad.

Monumento a Pío Baroja

Peine del Viento de Eduardo Chillida

Y para terminar y como colofón final, tenemos al Peine del Viento, un conjunto de esculturas de Eduardo Chillida sobre una obra arquitectónica de Luis Peña Ganchegui ubicada al final de la Playa de Ondarreta. La escultura, tres peines curvos situados sobre las rocas, representan el límite entre la tierra, el mar y el cielo de la costa Cantábrica, peinan el viento del noroeste y también el viento sur (Hego-haizea) que penetra en el tejido urbano y alborota nuestras cabezas en diversos momentos del año. Este proyecto único, no solo alimenta la vista sino también los sentidos, porque cuando sopla el viento y rompen las olas, su fuerza se levanta a través de tres agujeros construidos en el suelo y son muchos los transeúntes que quedan muy sorprendidos con el resultado.

Peine del Viento de Chillida

Compartir experiencia

Tenemos casi casi todo lo que buscas, prueba...

Esto también te puede interesar

Apúntate a nuestro #ClubVIP y no te pierdas nada

Estamos en todas partes, puedes seguirnos en cualquiera de ellas...)