Nuestra costa vasca, con grandes acantilados y aguas bravas, ha necesitado desde tiempos remotos faros que facilitaran una navegación segura a los barcos del Cantábrico. A lo largo de la historia, nuestros faros han pasado de ser estructuras simples a construcciones avanzadas que se han convertido en símbolos históricos y culturales de nuestros pueblos costeros, y que vale la pena visitar por su arquitectura, sus vistas y su historia.
La historia de los faros en el País Vasco se remonta a la antigüedad, cuando los marineros comenzaron a necesitar fogatas en los puntos más altos de la costa para guiarse durante sus rutas comerciales. A medida que el comercio de la pesca aumentaba, se volvió necesaria la creación de faros permanentes. Estos son algunos de los faros más icónicos de nuestra costa:
El faro de la Plata (Donostia)
Es uno de los primeros faros que se construyeron en nuestra costa. Levantado en 1855 en el monte Ulía de San Sebastián, este faro ayudaba a los navegantes a acceder al histórico puerto de Pasajes. Ahora, forma parte de la ruta que se puede recorrer andando desde Donostia a Pasajes. Un plan perfecto para disfrutar de la naturaleza y del mar Cantábrico, y terminar en San Pedro para disfrutar de alguno de sus restaurantes especializados en pescado.
El faro Matxikako (Bermeo)
Fue construido en 1852 en un punto estratégico de la costa vizcaína conocida por sus fuertes corrientes y acantilados, y es uno de los faros más importantes de nuestra costa.
Se le ha llamado “Matxakú”, “Matxako”, “Matzaku”, “Machachaco” o “Machaçacu”, pero hoy en día se le conoce por Cabo Matxitxako. Sus primeras descripciones están relacionadas con la figura de los atalayeros que se ocupaban de avistar enemigos u otros peligros desde los puntos altos de la costa vasca.
Este faro ha sido testigo de numerosos cambios en la navegación y en la tecnología, y sigue siendo un símbolo de la historia marítima del País Vasco. Hoy en día, también es un atractivo turístico por su pintoresca ubicación y su conexión con nuestra rica tradición marinera.
El Faro de Higuer (Hodarribia)
Construido en 1881 en Hondarribia, cerca de la frontera con Francia, este faro se encargaba de guiar a los barcos que navegaban por las peligrosas aguas del Golfo de Vizcaya, para advertir a los marineros de los peligrosos bancos de arena y las rocas sumergidas en la entrada de la Bahía de Txingudi.
El faro se encuentra sobre el Cabo Higuer a 65 metros sobre el nivel del mar, con vistas impresionantes tanto del mar como del paisaje circundante.
La torre del faro de unos 21 metros de alto, está adosada a un edificio más grande que antaño sirvió como residencia para los fareros.
Se encuentra en una zona rocosa del monte Jaizkibel desde donde se puede disfrutar de espectaculares vistas del mar Cantábrico y la costa vasca. Además, está cerca de rutas de senderismo que recorren los acantilados y colinas del monte.
El Faro de Santa Catalina (Lekeitio)
Durante siglos, Lekeitio ha sido uno de los puertos más importantes la costa vasca a nivel económico, lo que se refleja en la arquitectura de su villa, en los muchos palacios de su centro histórico y en su imponente faro, al que se accede desde un bonito paseo al borde de un acantilado con vistas infinitas de la costa vasca.
El faro de Santa Catalina que se iluminó por primera vez el 15 de noviembre de 1862, está situado en el cabo de su mismo nombre a 46 m sobre el nivel del mar. El faro, además de guiar a los hombres de la mar, es también un Centro de interpretación de la navegación que ofrece exposiciones y actividades para descubrir cómo funcionaban los faros antiguamente, cómo ha evolucionado la tecnología de señalización marítima y, cómo los avances en la navegación han influido en la vida de los marineros y pescadores.
Además, la cercanía de Lekeitio, un pueblo con una larga tradición pesquera y una rica historia cultural, hace que la visita al faro sea una excelente oportunidad para explorar esta localidad, conocida por sus pintorescas calles y su hermoso puerto.
El Faro de Santa Clara (Donostia)
Posiblemente uno de los más fotografiados de Euskadi. Este icónico faro situado en la isla de Santa Clara, en el corazón de la Bahía de la Concha, comenzó a funcionar en 1864.
Aunque el faro de Santa Clara ha dejado de ser importante para la navegación moderna, se ha mantenido en funcionamiento por su valor histórico y simbólico. Actualmente, el faro es uno de los atractivos turísticos más importantes de la ciudad y un símbolo de la identidad donostiarra.
En verano se puede acceder con barco a la isla de Santa Clara desde el pequeño puerto de Donostia, y muchos visitantes suben hasta el faro para disfrutar de las vistas panorámicas de la Bahía de la Concha o de Hondalea, la obra que el faro alberga de la escultora Cristina Iglesias.