De un tiempo a esta parte, el "bocata" ha perdido cierto glamour como opción gastronómica. Una pena, ya que el bocadillo es libertad (te lo puedes comer donde quieras, mirando al mar si quieres) y diversión (puedes jugar con los ingredientes como te venga en gana sin que nadie te mire raro).
Así pues en este post queremos reivindicar el bocadillo y para hacerlo vamos a recomendar tres de nuestros sitios favoritos en
San Sebastián. Larga vida al bocadillo, un “plato” íntimamente ligado a viajar en autobús.
En nuestra primera opción viajamos a Gros, a la calle Peña y Goñi. Y lo hacemos eligiendo un bocadillo de los que nunca fallan. Baguette con bonito desmigado, anchoa y guindilla. El único secreto es un buen producto y que el pan queda bien untado de aceite. Un manjar.
Los bocadillos con salsas adquieren otra dimensión. Y si esa salsa es tomate y es natural, ya es como para sentirse el rey del espacio. Este bocadillo de carne de ternera cocida pero jugosa y acompañada de buena salsa de tomate es una de las cosas más adictivas del mundo.
Vamos ahora al corazón de la Parte Vieja para meternos entre pecho y espalda este bocadillo de pechuga empanada con lechuga y mahonesa, la especialidad del Bar Giroki. Desde alguna de las mesas de la tarima elevada que hay al fondo, podrás observar todo lo que pasa en el bar mientras disfrutas del bocata.