Te han hablado del País Vasco, te han dicho que se come bien, que hay ciudades muy bonitas y paisajes naturales increíbles y ha pasado lo que tenía que pasar.
Te ha picado lo que nosotros denominamos el ‘veneno del norte’. Ahora sólo piensas en planificar un viaje para conocer todo eso de lo que se habla tanto y tan bien.
Y aunque te sabes de memoria el dicho de ‘Quien mucho abarca, poco aprieta’, tú, contagiado por la cabezonería del norte, estás seguro de que vas a conseguir visitar todo lo que tienes previsto y en un tiempo récord.
Te entendemos, y para echarte una mano te vamos a contar cómo aprovecharíamos nosotros una estancia en San Sebastián si tuviéramos un sólo día.
Monte Igeldo
Lo más importante de todo es tomar un buen desayuno (vas a necesitar fuerzas porque te vamos a hacer andar). A continuación la primera parada será el
Parque de Atracciones del Monte Igeldo, (tranquilo, nuestro plan no incluye marearte en una montaña rusa, luego lo entenderás).

Para llegar a él, hay que utilizar el famoso
Funicular donostiarra, el medio de transporte más popular para subir al
Monte Igeldo, con sus más de 100 años de historia y sus vagones de madera te sentirás como en otra época.

Cuando llegues arriba comprenderás porqué había que subir sí o sí. Ante ti, el marco incomparable. Una de las mejores vistas de
Donosti. Ya que estás, que te apetece darte un paseo por el parque y subir a alguna atracción… pues, ¡aviso!
El parque tiene casi tantos años como el funicular, y sus atracciones son también de esa época, así que si quieres emociones fuertes, éste no es tu sitio.

Aunque sí te recomendamos un paseo en su
‘montaña suiza’ que no Rusa, ¿cuál es la diferencia? Que en vez de dejarte sin aliento con sus loopings, te deja sin aliento con su traqueteo y esa sensación de no saber muy bien qué te espera. Lo bueno; es una experiencia única.
El Peine del Viento
La siguiente parada será el
`Peine del Viento’; obra del escultor
Eduardo Chillida sobre una obra arquitectónica del arquitecto vasco Luis Peña Ganchegui.

Una de las postales donostiarras y donde, si es un día de gran oleaje, podrás disfrutar de lo mejor de este espacio mágico; ver como salen por unos orificios en el suelo, tanto el aire como el agua impulsados por las olas.
Un espectáculo impresionante. Si además te detienes un rato a disfrutar del entorno, seguro que ves como algunos incautos se acercan demasiado a los respiraderos o al muro y acaban empapados, lo que probablemente te saque una sonrisa. ¡Ojo, nos puede pasa a todos! Así que no seas tú el que peque de ingenuo y termine con sabor a Cantábrico.
Arquitectura donostiarra
Llegados a este punto te recomendamos una paradita en algún bar del barrio del
Antiguo para reponer fuerzas con un par de pintxos y a continuación proseguir dando un paseo por todo el
Paseo de La Concha. Verás el
Palacio Miramar, donde veraneaban los Reyes, y al final llegarás al
Ayuntamiento, antiguo casino.

Estás al ladito de la
Parte Vieja así que ha llegado el momento de comer,
de pintxos, por supuesto. Y de postre te recomendamos tomar un helado mientras paseas por el puerto y llegas hasta el
Aquarium de San Sebastián.

Una vez a las puertas del
Aquarium, tienes dos opciones; visitarlo y al salir ir directamente a la última parada del post, o no visitarlo y continuar caminando por todo el Paseo Nuevo y llegar hasta el barrio de Gros. Si vas con niños, te recomendamos la primera opción, los niños alucinarán y, no te engañes, los mayores también disfrutan como enanos.
El Paseo Nuevo
Si eliges la segunda opción y has recorrido el
Paseo Nuevo, casi al final verás, al otro lado del río, el Kursaal o lo que los locales también llamamos
‘Los cubos de Moneo’.
El Kursaal y Gos

Cruza el puente y estarás en el barrio de
Gros, donde termina tu excursión. Si te quedan fuerzas y ganas puedes seguir paseando a lo largo de la magnífica
Playa de la Zurriola y llegar a
Sagües dónde verás la
Paloma de la Paz.
Si por el contrario ya has tenido suficiente caminata y prefieres dar por finalizado el día, cena en alguno de los muchos bares que encontrarás en
Gros y que tienen una enorme oferta gastronómica, o simplemente siéntate en alguna terraza y disfruta de ver la gente pasar y de un merecido descanso.
¡Prueba superada! ¡Lo has conseguido! Un día en Donosti y has visto lo más importante, aunque estamos seguros de que te has quedado con las ganas y de que repetirás. ¡San Sebastián engancha!
¿Te vienes con nosotros?